Publicado: 12 de septiembre de 2024
La música en la cultura y la cultura musical que sabe explayar en diversos campos que va con una mirada crítica, pone en detalles las categorías de economía, historia, política y de suyo el valor de análisis de la sociología cognitiva y realizar un enfoque ideológico, en que aporta conocimientos sólidos.
Considero que la breve investigación es una pieza maestra de sociología y arte para hablar de música.
Concepto de Ismael Rudas Mieles
Es necesario e importante resaltar el aporte que el Dr. Ángel Massiris, le hace no solo al contenido literario y musical de nuestras canciones, sino que siempre busca la manera de ir un poco más allá de lo que comúnmente escuchamos y comentamos; razón más que justificable para sentirnos halagados y darle gracias por ilustrarnos sobre tantos elementos que hoy desconocíamos, pero que al fondo de cada canción, lleva consigo características que indican con plena claridad la raíz, origen y estilo propio del autor de la obra; rasgos que algunos de nosotros ya alcanzamos a identificar, en los primeros compases de una canción y, sin dudarlo nos atrevemos a decir: esa obra es de fulanito de tal.
Esto es lo que el Dr. Massiris en su léxico teórico y muy fluido nos a querido exponer, tomando como ejemplo la canción “Me sobran las palabras” de la autoría de Rosendo Romero, para mostrarnos esa cantidad de herramientas que se utilizan en la construcción de una obra musical, bajo su innato estilo personal y que gracias a este oportuno artículo, hoy nos podemos relacionar con el contenido de esa y otras obras que ya hemos tenido el gran placer de disfrutar y que nos quedamos con la inmensa satisfacción de conocer un poco más, sobre el estilo y elementos que la conforman.
INTRODUCCIÓN
Siempre me ha inquietado en los últimos años saber qué ha pasado en la evolución artística de los letristas y/o compositores de la música vallenata que nos encantaron en las décadas de los años setenta y ochenta con su lírica romántica expresada poéticamente. Qué joven caribeño de aquellas décadas no recuerda y canta con emoción aún hoy las canciones de Gustavo Gutiérrez, Rosendo Romero, Fernando Meneses, Roberto Calderón, Hernando Marín, Octavio Daza, Freddy Molina, Tomás Darío Gutiérrez, Daniel Celedón, Sergio Moya Molina y Mateo Torres para solo mencionar algunos (más adelante se muestra una lista más completa); los cuales en conjunto con un grupo ilustre de intérpretes y agrupaciones musicales que para la época exploraban nuevas sonoridades, aprovechando la armonía que permitía el acordeón de tres hileras y los cambios organológicos o instrumentales realizados, cuyas producciones musicales novedosas les permitió ponerse a tono con las nuevas generaciones de aquellas décadas, en las que primaba el espíritu romántico. Desde aquel tiempo hasta hoy son muchos los cambios que han ocurrido en los patrones de consumo musical de las generaciones que siguieron, hasta llegar al nuevo siglo en el que cambiaron las formas de producción y comercialización de la música, planteando nuevos retos a los artistas y productores musicales. ¿Pudieron subsistir estos compositores con su estilo lírico romántico en el mundo digital? ¿Se adaptaron a las nuevas realidades de la producción, divulgación y comercialización de la música surgidos en el siglo XXI?
Es claro que responder estas preguntas demanda un estudio de largo aliento dada la gran cantidad de información que habría que acopiar y los pocos estudios que se han realizado sobre la temática y, en caso de este autor, es la primera aproximación al manejo de información de plataformas de streaming y de comercialización digital en un estudio discográfico. Por ello, me propuse realizar una exploración rápida analizando solo una canción, de uno de los más reconocidos exponentes de la lírica romántica vallenata de los años setenta y ochenta grabada en la primera década del nuevo siglo. Se trata de “Me sobran las palabras” del “Poeta del camino” como bauticé al autor Rosendo Romero Ospino en el libro que escribí sobre la lírica poética romántica de su obra musical.
Buscaba con mi indagación saber, en primer lugar, si esa canción del poeta Romero grabada en el nuevo siglo, bajo unas nuevas tendencias de consumo musical signadas por el mercado digital, conservaba el estilo literario de "Noches sin lucero", "Despedida de verano", "Mi poema", "Cadenas" y "Romanza", para solo mencionar cinco de las más de 200 canciones de autoría del poeta serrano que analicé en el libro mencionado antes; en segundo lugar, cuál ha sido la aceptación de las nuevas generaciones de este tipo de expresiones litero-musicales; en tercer lugar determinar las versiones de la canción producidas y buscar, a través de su análisis, respuestas a las inquietudes que motivaron la exploración, así como reflexionar sobre los hallazgos realizados.
Con estos propósitos, emprendí la búsqueda de respuestas a las inquietudes que acicateaban mi curiosidad y exacerbaban mis ansias de conocimiento, aunque fuera preliminar, sobre las preguntas anteriores. Era consciente de que estudiar una sola canción no es suficiente para obtener respuestas universales, pero si me permitiría tener unos primeros trazos o aproximaciones para plantear hipótesis sobre dichas inquietudes, incluso reflexionar sobre los datos y la información obtenida.
Los resultados logrados se presentan en este artículo corto, organizado en cuatro acápites. En el primero se contextualiza el tema considerando brevemente los antecedentes historiográficos de la tradición lírica romántica y descriptiva de la música vallenata, enmarcado en los cambios paradigmáticos ocurridos desde los años setenta. En el segundo se examinan las cualidades líricas y musicales de la canción "Me sobran las palabras”. En el tercero, se informa al lector bajo qué conceptuación y metodología se realizó la exploración y se presentan los resultados del análisis realizado. Se tenía claro, en este sentido, que la aceptación popular de la canción por las nuevas generaciones podría ser indicada por las vistas o visualizaciones de videos en Youtube, las reproducciones en Spotify y la producción de versiones de la interpretación musical original, a partir de cuyos resultados se reflexiona. Finalmente, al final del texto se presenta un anexo con el catálogo interactivo de versiones identificadas, cada una con sus datos descriptivos; con la propiedad de que pulsando sobre el nombre del artista que aparece en la primera columna se puede escuchar el audio de la versión.
1. ANTECEDENTES Y CONTEXTO
La canción Me sobran las palabras es una expresión del estilo de vallenato lírico descriptivo, iniciado en los años sesenta y que para los años setenta se convirtió en paradigma, desplazando la tradición narrativa primigenia altamente influenciada por la oralidad. Las primeras manifestaciones líricas descriptivas de la música de acordeón aparecieron en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado de la mano de insignes compositores como Tobías Enrique Pumarejo, Adriano Salas y Leandro Díaz; continuada en los sesenta por Gustavo Gutiérrez, Rubén Darío Salcedo, Alfredo Gutiérrez, Luciano Gullo, Freddy Molina, Isaac Calderón y Jorge A. Calderón, entre otros. En la década de los setenta el lirismo descriptivo profundiza su naturaleza poética. En esta década irrumpe un gran número de letristas y compositores líricos románticos con letras de alta factura poética entre quienes se mencionan: Rosendo Romero Ospino, Fernando Meneses, Octavio Daza, Hernando Marín, Roberto Calderón, Daniel Celedón, Mateo Torres, Santander Durán, Sergio Moya Molina, Tomás Darío Gutiérrez, Máximo Móvil, Fabio Zuleta, Mario Zuleta, Héctor Zuleta, Álvaro Cabas, Álvaro Carrasco, Emiro Zuleta, Camilo Namén, Rita Fernández, José Garabaldi Fuentes y Nicolás Maestre, para solo señalar algunos.
En los años ochenta ocurren cambios en la estructura socioeconómica y de localización espacial de la población que inducen nuevas formas culturales y artísticas. El país reorienta su modelo de desarrollo económico al adoptar el neo-liberalismo, expresado en la política de apertura de mercado en el marco de una creciente globalización económica, política y cultural. Las nuevas formas económicas, ahora con una población predominantemente urbana, con alta movilidad geográfica interregional, un estado de violencia e inseguridad generalizada y con un acceso fácil a la información y el conocimiento mundial; condujeron a cambios en el patrón de vida de las comunidades urbanas y rurales. Con las políticas económicas neoliberales, las relaciones laborales se flexibilizan perdiendo los trabajadores derechos históricos que le fueron arrebatados, se privatizan los servicios públicos, se deterioran las condiciones ambientales, se hace difícil la movilización urbana, aumentan las cargas tributarias sobre la clase media, la violencia política en el campo expulsa a comunidades enteras que llegan a las ciudades en condiciones deplorables. Tales situaciones agitan la vida tanto urbana como rural, la cual se vuelve más intensa y frenética (Massiris, 2016).
Bajo las condiciones anteriores, surgen nuevos sentires y sensibilidades en los jóvenes de los años noventa. Surge la desesperanza y los temores frente a un futuro incierto, se establecen nuevas formas de relación de parejas, más abiertas y con menos compromisos y, por tanto, más inestables con lo que se hacen más frecuentes los conflictos y separaciones. El alma se ensombrece y entristece y, con ello, nuevas demandas de consumo cultural y musical, el cual es captado por los productores discográficos y artistas quienes buscan nuevas formas de expresión literaria y musical que se adapte a las nuevas realidades (Massiris 2016). Surge una nueva lírica junto con la ralentización del tempo musical de las canciones y emergen autores que van expresar sus sentires bajo un nuevo estilo musical que se extenderá hasta finales del siglo: Álvaro Cabas, Amílcar Calderón, Aurelio Núñez, Deimer Marín, Efrén Calderón, Esteban Ovalle, Fabián Corrales, Fernando Dangond, Hernán Urbina, Iván Ovalle, Jacinto Leonardy Vega, Jorge Núñez, Jorge Valbuena, José Alfonso Maestre, Julio César Rocha, Juvenal Daza, Lácides Redondo, Luis Egurrola, Marciano Martínez, Marcos Díaz, Omar Geles y Wilfran Castillo, son algunos de los autores que reflejarán a través de sus letras y composiciones los nuevos sentires de la población.
El estilo lírico de estos autores se extiende a la primera década del nuevo siglo, período en el que las expresiones líricas románticas de la música de acordeón se mantienen; una muestra es la canción Me sobran las palabras de uno de los autores fundadores de la lírica poética romántica en los años setenta: Rosendo Romero Ospino. Esta canción fue grabada originalmente en el año 2008 por el Binomio de Oro de América, de la mano del egregio acordeonista villanuevero Israel Romero Ospino con la magistral interpretación de Dubán Bayona. Pulsando aquí se podrá escuchar el audio.
2. CUALIDADES LÍRICAS Y MUSICALES DE LA CANCIÓN ME SOBRAN LAS PALABRAS
Letra
I
Puedo besarte ahora
Mi amor, con toda el alma
Puedo robarte un beso
Solo, con la mirada.
Siento que te amo más
Que hoy me gustas más
Es algo singular
Me sobran las palabras (Bis).
Qué hago yo
Sin tus lindos ojos
Qué hago yo
Si no escucho tu voz (Bis)
Me muero de pena
Me muero de olvido
Pues la vida entera
la llevo contigo (Bis)
II
Puedo jurarte ahora
Amor, amor del alma
Puedo tocar el cielo
con verte, en las mañanas.
Hoy cortaré una flor
que se parezca a ti
Que brille con el sol
Y me haga sonreír.
Qué hago yo
Sin tus lindos ojos
Qué hago yo
Si no escucho tu voz (Bis)
Me muero de pena
Me muero de olvido
Pues la vida entera
la llevo contigo (Bis)
Al revisar la letra de la canción se hace evidente una lírica carmínica, intimista, mediante la cual el autor expresa su mundo interior, en primera persona. Se trata de una lírica romántica, de sublimación del amor, expresada poéticamente; dominante en el cancionero del letrista y compositor Rosendo Romero desde su inicio en la década de los años setenta; lírica que ha mantenido, a pesar del surgimiento de otros estilos de letras orientados a las nuevas generaciones que reclaman formas más festivas.
En cuanto a la interpretación vocal y musical se aprecia también una musicalidad romántica, expresada en dulzura, suavidad y sentimiento estético resultante de la dicción, inflexiones de voz y pausas del intérprete que adornan la interpretación armonizados con la línea melódica arrullante y el tempo lento.
No hay duda que en esta canción, el autor Rosendo Romero mantiene su estilo lírico romántico. De donde se desprende la hipótesis de que la aceptación de esta lírica amorosa en los actuales tiempos si es posible mantenerla, a pesar de los cambios en los patrones de consumo y gustos de las nuevas generaciones. Esto es razonable si se considera que el amor y el dolor son elementos consustanciales a los sentimientos humanos en cualquier época y siempre serán motivos para la inspiración de los artistas. Dicha hipótesis se contrasta en el Capítulo 4.
3. DETERMINACIÓN Y ANÁLISIS DE VERSIONES
Las versiones producidas de la canción Me sobran las palabras se consideraron en este estudio como un indicador de aceptación popular de la misma, razón por la cual se hizo una búsqueda de dichas versiones siguiendo la línea conceptual y metodológica utilizada en los tres estudios de versiones que este autor ha realizado en los últimos años, sobre las canciones La Gota Fría, La Hamaca Grande y El camino de la vida. Estudios en los que el concepto de versión se definió como la producción musical cuya letra y/o música corresponda sin lugar a dudas, a la canción original, interpretada por distintos artistas con variaciones melódicas y/o de canto que la hacen diferente a la original y a otras versiones; sin importar el género o ritmo; producidas y divulgadas por medios físicos: discos de vinilo, discos compactos, DVD o por medios digitales en plataformas de streaming o tiendas virtuales de venta de música. Desde este concepto, no se clasificaron como versión, las reediciones de la grabación original, tampoco las presentaciones en vivo que aparecen en Youtube, salvo aquellas que, habiendo sido grabadas en vivo, hayan sido sometidas a una producción en estudio; tampoco se consideraron las pistas musicales creadas para Karaoke.
Con los criterios anteriores se dio la búsqueda de versiones de la canción Me sobran las palabras, a partir de plataformas de streaming como Spotify; así como en Youtube y tiendas de mercado de discos como Discogs, Ebay y Mercado libre. Después de aplicar el concepto de versión definido antes se determinaron 71 versiones, cuyos datos descriptores se muestran en el Anexo que aparece al final del texto. Se trata de una cifra significativa si se considera que el promedio de versiones anuales de la canción Me sobran las palabras es de 4.4, superior al promedio arrojado por el estudio de las canciones La gota fría y La hamaca grande, cuyos promedios anuales de versiones son de 3.6 y 1.6, respectivamente, hasta el año 2021. El promedio anual de versiones de Me sobran las palabras solo es superado por el de Los caminos de la vida de Omar Geles, cuya cifra era de 5.3, hasta el año 2023.
Con base en los datos descriptores de las 71 versiones, se examinó su distribución anual, cuyos resultados se muestran en Imagen 1. Se observa en dicha imagen como el número de versiones se concentra entre los últimos cinco años, período en el que se produjo el 55%, la mayoría, durante los años de la pandemia del Covid-19. En la Imagen 2, por su parte, se observa que dichas versiones fueron grabadas por artistas de 13 países, en especial de Argentina, Perú, Colombia y República Dominicana. Llama la atención que Argentina y Perú igualan a Colombia en el número de versiones producidas; estos tres países concentran el 59%.
4. LA CANCIÓN ME SOBRAN LAS PALABRAS EN EL MUNDO DIGITAL
4.1 Análisis de la versión original
Como ya se dijo antes, la primera versión de la canción Me sobran las palabras fue realizada por el Binomio de Oro de América con la voz de Dubán Bedoya en el año 2008, producida por la firma Global Entertainment Music e incluida en el álbum Vuelve y pica...el pollo (Imagen 3) y reeditada por esta misma firma y por Discos Fuentes en seis ocasiones. La primera en el mismo año 2008 al ser incluida en el álbum 14 cañonazos bailables Vol. 48; la segunda y tercera en el año 2009 en los álbumes 40 vallenatos poderosos producido por la Sony y Marca Registrada de la Global Entertainment Music, en donde aparece tanto en formato de CD como de DVD; La cuarta reedición se hizo en el año 2010 en el álbum 14 cañonazos Bailables Vol. 50 producido por Discos Fuentes; la quinta, en el año 2011, en una reedición especial que hizo Discos Fuentes de su álbum 14 Cañonazos Bailables Vol. 14, publicado originalmente en el año 1974 y que en esta reedición del 2012 se le agregó la canción Me sobran las palabras; la sexta reedición la hizo la Global Entertainment Music en el año 2012, al incluirla en el álbum Nuestro vallenato Ayer y Hoy, tanto en formato de CD como de DVD. Seis reediciones de la canción Me sobran las palabras en los primeros cinco años de su grabación original constituyen un registro poco común en la historia de las producciones discográficas colombianas; hecho que evidencian el gran éxito de dicha canción entre los consumidores musicales.
Imagen 3
Las cifras anteriores evidencian el hecho de que con los cambios generacionales los gustos y tendencias de producción y consumo musical de la población también cambian, lo cual es lógico bajo la Ley universal de que “todo con el tiempo cambia”, una Ley que se cumple tanto en los procesos biológicos como socioeconómicos, políticos y culturales. Esta Ley aplicada a la historia cultural de los pueblos, plantea el desafío a los artistas, de una innovación constante de sus estilos para adaptarse a las nuevas realidades culturales resultantes de las dinámicas socioeconómicas. Desafío que no es complicado para ellos si se entiende que la creatividad y la innovación son parte consustancial de toda acción artística, la cual no se puede normar, ni mucho menos juzgar como buena o mala, pues el arte más allá de consideraciones personales y subjetivas de los cultores, consumidores o espectadores es un sentir que el artista debe expresar sin ninguna limitación, en absoluta libertad. La canción Me sobran las palabras del autor lírico romántico del vallenato clásico, Rosendo Romero Ospino, es una muestra de adaptación a las tendencias de consumo musical de los nuevos tiempos manteniendo su esencia lírica romántica.
No se puede terminar la reflexión anterior sin considerar también que la sucesión generacional no es lineal en el tiempo; una nueva generación no sustituye a la anterior sino que en un mismo tiempo coexisten cinco o más generaciones con gustos y patrones de consumo musical distintos, dándose la situación de que los gustos de la generaciones más viejas tienden a mantenerse más ligados a las expresiones musicales de los tiempos de su juventud y a rechazar los gustos y prácticas musicales de las nuevas generaciones que por lógica evolutiva son distintos; tal rechazo denota poca comprensión de las realidades y dinámicas lógicas del desarrollo de la sociedad y de la cultura.
En el marco anterior, es claro que con las tecnologías que se tienen hoy para almacenar y reproducir música de todos los tiempos, cada persona puede escoger lo que quiere escuchar, es decir, vivir el tiempo musical con el que se sienta identificado y dejar que los demás vivan, de la misma manera, su tiempo y gusto musical. Decirle a un artista lo que debe o puede hacer o no hacer en su arte, va contra la esencia misma del arte; lo que si se debe hacer es comprender o explicar lo que hacen para insertarlo en contextos teóricos que contribuyan a su mejor conocimiento y a entender sus cambios. Esto último no se opone a la defensa y salvaguarda del patrimonio cultural, artístico o musical de los pueblos, pues estas acciones tienen sus propios instrumentos (museos, festivales folclóricos, partituras, libros, sistemas de información, fiestas populares, proyectos educativos, etc.) para mantener en el tiempo la memoria de dicho patrimonio, sin coartar la creatividad y libertad de los artistas en su devenir.
4.2. Análisis de otras versiones destacadas en el mundo digital
Otra versión de la canción Me sobran las palabras con una alta aceptación popular en el mundo digital es la compuesta por el cantante dominicano Zacarías Ferreira en el género de bachata. Ferreira es uno de los más representativos de este género de la música dominicana, quien incluyó la versión de Me sobran las palabras en el álbum Quédate conmigo grabado en el año 2011 (Imagen 4); pulsando aquí se podrá escuchar el audio de esta versión.
Otra versión destacada es la de la cantante peruana Kate Candela, una novel intérprete de música salsa, quien en abril de 2024 produjo un sencillo titulado Mix Vallenatos 2 (Imagen 5a) en el que incluye fragmentos ligados (mosaico) de cuatro de las canciones vallenatas más exitosas en las nuevas generaciones: Me sobran las palabras es la primera del mosaico, seguida por Me vas a extrañar, Busca un confidente y Si tu amor no vuelve; interpretadas en el género de salsa; mix que en solo cuatro meses ya alcanzó 1.381.752 reproducciones en Spotify y 12 millones de visualizaciones en YouTube, algo muy significativo que denota la alta aceptación que tiene dicha intérprete entre las viejas y nuevas generaciones. Ha sido tan importante su éxito que dos meses después, el 21 de junio de 2024, hizo el lanzamiento de un nuevo sencillo en el que interpreta, también en el género de salsa, la versión completa de Me sobran las palabras; en esta oportunidad la cantante invitó a Dubán Bedoya, quien le acompaña en la interpretación (Imagen 5b). El audio se puede escuchar pulsando aquí
Cabe mencionar también la versión de la agrupación peruana Los Charlis de la Cumbia, orquesta creada en el año 2014 con las voces líderes de Pablo Enrique y Roger. El 13 de octubre de 2022 lanzó un sencillo con la canción Me sobran las palabras (Imagen 6) en el género de cumbia peruana, que en un sentido más universal se aproxima al merengue. Al 10 de septiembre de 2024 esta interpretación tenía ya 1.067.425 reproducciones en Spotify y sus videos de presentaciones en vivo en Youtube en los que la agrupación interpreta la canción, se acercaba a los 5 millones de visualizaciones el 10 de septiembre de 2024. Pulsando aquí se puede escuchar la interpretación.
Imagen 6
REFERENCIAS CITADAS
Massiris, Ángel (2016), Diversidad y riqueza de estilos de la música vallenata. Aproximación geográfica cultural, Blog Cultura Musical del Caribe Colombiano, Publicación digital.
ANEXO. CATÁLOGO INTERACTIVO DE VERSIONES
En el anexo que se presenta a continuación, se muestran las 71 versiones de la canción Me sobran las palabras que cumplieron los criterios establecidos en el acápite 3. A cada versión le corresponden varios atributos que la identifica y describe. En la primera columna aparece el nombre del intérprete, dato que al mismo tiempo es un enlace para escuchar el audio de la canción correspondiente, para lo cual solo deberá pulsar en dicho nombre para que se le abra una ventana donde aparecerá el reproductor.
Es necesario e importante resaltar el aporte que el Dr. Angel Massiris, le hace no solo al contenido literario y musical de nuestras canciones, sino que siempre busca la manera de ir un poco más allá de lo que comúnmente escuchamos y comentamos; razón más que justificable para sentirnos halagados y darle gracias por ilustrarnos sobre tantos elementos que hoy desconociamos, pero que al fondo de cada canción, lleva consigo características que indican con plena claridad la raíz, origen y estilo propio del autor de la obra; rasgos que algunos de nosotros ya alcanzamos a identificar, en los primeros compases de una canción y, sin dudarlo nos atrevemos a decir: esa obra es de fulanito de tal.
ResponderBorrarEsto es lo que el Dr. Massiris en su léxico teórico y muy fluido nos a querido exponer, tomando como ejemplo la canción “Me sobran las palabras” de la autoría de Rosendo Romero, para mostrarnos esa cantidad de herramientas que se utilizan en la construcción de una obra musical, bajo su innato estilo personal y que gracias a este oportuno artículo, hoy nos podemos relacionar con el contenido de esa y otras obras que ya hemos tenido el gran placer de disfrutar y que nos quedamos con la inmensa satisfacción de conocer un poco más, sobre el estilo y elementos que la conforman.
Atentamente,
Ismael Rudas.
Mil gracias maestro Ismael Rudas por su mensaje alentador. Fuerte abrazo.
BorrarEs necesario e importante resaltar el aporte que el Dr. Angel Massiris, le hace no solo al contenido literario y musical de nuestras canciones, sino que siempre busca la manera de ir un poco más allá de lo que comúnmente escuchamos y comentamos; razón más que justificable para sentirnos halagados y darle gracias por ilustrarnos sobre tantos elementos que hoy desconociamos, pero que al fondo de cada canción, lleva consigo características que indican con plena claridad la raíz, origen y estilo propio del autor de la obra; rasgos que algunos de nosotros ya alcanzamos a identificar, en los primeros compases de una canción y, sin dudarlo nos atrevemos a decir: esa obra es de fulanito de tal.
ResponderBorrarEsto es lo que el Dr. Massiris en su léxico teórico y muy fluido nos a querido exponer, tomando como ejemplo la canción “Me sobran las palabras” de la autoría de Rosendo Romero, para mostrarnos esa cantidad de herramientas que se utilizan en la construcción de una obra musical, bajo su innato estilo personal y que gracias a este oportuno artículo, hoy nos podemos relacionar con el contenido de esa y otras obras que ya hemos tenido el gran placer de disfrutar y que nos quedamos con la inmensa satisfacción de conocer un poco más, sobre el estilo y elementos que la conforman.
Atentamente,
Ismael Rudas.
Mil gracias maestro Ismael por sus alentadoras palabras. Fuerte abrazo
BorrarHola amigo Ángel muy bueno tu texto, en especial por lo meticuloso de tus investigacioned en este sentido. Con relación a Tobías Enrique Pumarejo, su línea lírica romántica la comenzó, que tenga evidencia, desde 1922, con "Muchacha Patillalera o "Despedida a Patillal". En 1928 compone "Mírame fijamente" pero pero antes de 1925 el compuso "Deslación", inédita, y "Mala suerte", grabada por Bovea y sus Vallenatos, sello Lira, en 1950. Pero acompañado con acordeón con Juan Muñoz y otros acordeoneros de la época, desde comienzos de los años 30, ya parrandeaba con ellos.
ResponderBorrarGracias Ricardo López, por su aporte. Fuerte abrazo
BorrarEscribe Ricardo López Solano. Fe de erratas: cambiar "Deslación" por "Desolación".
Borrar