Por Ángel Massirirs Cabeza
Introducción
El maestro Ismael Rudas Mieles ha sido un actor central del desarrollo de la música vallenata del Caribe colombiano en los últimos 50 años, en cuya historia ha escrito una página importante, primero con su propia agrupación musical y después junto con grandes cantantes como Daniel Celedón, Jesús Manuel, Adaníes Díaz, Juan Piña, Elías Rosado, Romualdo Brito, Armando Mendoza, Ronald Ayazo, Leandro Torres, Toby Murgas y Guillermo Torres. Con Daniel Celedón conformó una pareja denominada “El doble poder”, cuya producción musical ha dejado una honda huella en el mundo vallenato, algo similar ocurrió con su unión con Jesús Manuel (Los Parranderos) de cuya producción aún perviven canciones como “Directo al corazón”.
Su experiencia exitosa como acordeonista, compositor, director y productor de música vallenata le hizo merecedor a que fuera llamado, en el año 1996, por la empresa discográfica “discos MTM”, para dirigir la producción de la Colección 100 años de vallenato, impulsada por Daniel Samper y Pilar Tafur. Tal hecho constituyó una oportunidad para reunir un grupo selecto con los mejores acordeonistas y vocalistas del país: Miguel López con Armando Mendoza, Julio Rojas con Javier Vega, Beto Rada con su hijo Cheche Rada, Colacho Mendoza con Ivo Díaz y Daniel Celedón con él. Como resultado de este esfuerzo se grabaron 120 canciones de las cuales se escogieron las 100 de la colección. El lanzamiento se hizo en el teatro La Castellana de Bogotá, con transmisión en directo por la programadora de Jorge Barón y la presentación de Fernando González Pacheco; con la presencia de personalidades del mundo político y vallenato: Ernesto Samper y su esposa, Daniel Samper y su esposa Pilar Tafur, Rafael Escalona, Emiliano Zuleta Vaquero, Leandro Díaz y Ronald Ayazo, entre otros. Posteriormente, Ismael y otros actores de la Colección partieron a Europa donde lo promocionaron durante un mes.
Cada paso dado por este eximio acordeonista, compositor y estudioso del folclor vallenato ha estado guiado por principios y valores enseñados por su padres que han hecho del maestro Ismael no solo un prestigioso acordeonista sino, ante todo, un gran ser humano. Valores construidos en medio de un hogar humilde en cuanto a condiciones materiales de vida, pero con una inmensa riqueza moral y espiritual expresada en el respeto, la honestidad, la solidaridad y un alto valor a la amistad y la familia.
Bajo las anteriores condiciones artísticas y humanas el maestro Ismael ha desarrollado su vida personal y su aporte a la cultura musical Caribe, así como su visión de dicha cultura y de las prácticas de trovadores y juglares vallenatos expresado en un pensamiento que sin duda constituye una fuente invaluable de conocimientos para entender mejor las grandes cuestiones que concitan la atención del mundo vallenato y propician grandes debates.
El concepto de vallenato
Para el maestro Ismael Rudas el vallenato es “un estilo de música que se interpretó primeramente en acordeón, después lo acompañaron con guacharaca, y seguidamente la caja. En sus comienzos, quien tocaba el acordeón, también cantaba, cantara bien o cantara mal”. A su juicio, las letras de las canciones siempre giraron alrededor de los acontecimientos y costumbres de los pueblos y las clasifica en cinco categorías: Narrativa, Costumbrista, Sentimental, Romántica y Picaresca.
Considera el maestro Ismael que el género vallenato en sus comienzos se expresó en cinco aires que fueron: el paseo, el merengue, el son, la puya y la tambora. Este último fue desapareciendo con el pasar del tiempo, hasta quedar, solo los cuatro que rigen en la actualidad. Sin embargo, la tambora, aunque no de manera tan frecuente, se ha escuchado en algunas nuevas grabaciones, pero ya no es tenida en cuenta oficialmente como en su comienzo. El maestro Ismael menciona tres canciones en ritmo de tambora que según él ilustran este tipo de ritmo: La candela viva, La perra, y Mi compadre se cayó.
Según el maestro Rudas, "la música vallenata proviene de un concepto totalmente empírico que poco a poco se ha ido encaminando por las reglas de la gramática musical, en lo que ha tenido que ver mucho la influencia de la interpretación de este género por parte de músicos sabaneros, quienes han tratado de imponer su propio estilo, con la gran ventaja de que cuentan con una estructura musical más avanzada que la del músico de la provincia en el que predomina un estilo empírico, más con base en la tónica y dominante". A esto el maestro Rudas agrega que los músicos sabaneros han desarrollado la cumbia y el porro, géneros que se desplazan en un círculo armónico y musicalidad que requiere de conocimientos más avanzados y académicos, lo cual ha atraído al maestro Ismael y se ha nutrido de ello para su propio desarrollo musical. Por lo anterior, el ve en la música sabanera una buena fuente que merece ser explorada, reconocida y valorada para enriquecer la música vallenata en su conjunto.
La idea anterior es complementada por el maestro Rudas con algunas reflexiones que realiza al afirmar que quizás cuando la música de acordeón empezó a tomar fuerza, nadie imaginó que algún día iba a llegar al escalón donde se encuentra hoy, y tal vez por eso, no hubo tanto interés en vislumbrar la posibilidad de que más tarde iba a ser necesario un ordenamiento que facilitara un poco más el desarrollo regional equitativo, teniendo en cuenta otras regiones que podían aportar mucho, tal como está sucediendo con los que el denomina “nuestros hermanos de la sabana, quienes cuentan con todo el mérito y derecho para formar parte de este género del acordeón, donde la cumbia encajaría perfectamente al igual que el porro, por nombrar solo eso dos”.
El maestro Rudas ve la actual desintegración regional de la música de acordeón como un reflejo de la discriminación que tuvo desde sus inicios esta expresión cultural del pueblo Caribe, cuando era considerada como una música “plebe” que por prejuicios no se le permitía escuchar a cierta clase social. Posteriormente, sigue afirmando, estas inercias sociales discriminatorias fueron vencidas y la música vallenata adquirió licencia para circular libremente, sin lugares vedados. Sin embargo, dice el maestro Ismael, surgieron nuevas formas de discriminación que ve ligadas a grandes intereses que fueron, precisamente, los que reglamentaron las condiciones de manejo y pertenencia que predominan hoy, las cuales constituyen, a su juicio, la peor barrera de aislamiento. Remata sus consideraciones manifestando su “esperanza en que un día no muy lejano, se logre la unificación, donde el acordeón abrigue en el seno de un solo concepto, toda la riqueza música cultural de nuestra Costa Caribe”.
El maestro Rudas ve la actual desintegración regional de la música de acordeón como un reflejo de la discriminación que tuvo desde sus inicios esta expresión cultural del pueblo Caribe, cuando era considerada como una música “plebe” que por prejuicios no se le permitía escuchar a cierta clase social. Posteriormente, sigue afirmando, estas inercias sociales discriminatorias fueron vencidas y la música vallenata adquirió licencia para circular libremente, sin lugares vedados. Sin embargo, dice el maestro Ismael, surgieron nuevas formas de discriminación que ve ligadas a grandes intereses que fueron, precisamente, los que reglamentaron las condiciones de manejo y pertenencia que predominan hoy, las cuales constituyen, a su juicio, la peor barrera de aislamiento. Remata sus consideraciones manifestando su “esperanza en que un día no muy lejano, se logre la unificación, donde el acordeón abrigue en el seno de un solo concepto, toda la riqueza música cultural de nuestra Costa Caribe”.
Visión de la evolución de la música vallenata
Frente al tema de la evolución de la música vallenata, el maestro Ismael considera que el vallenato nunca ha dejado de evolucionar, piensa que la evolución no es mala siempre y cuando se mantenga la esencia del sentir vallenato. Lo anterior lo ilustra diciendo que si se tuviera que escoger un grupo de lo más selecto y auténtico, sin pensarlo, se escogería a Los Hermanos Zuleta, agrupación que, sin embargo, en sus interpretaciones no se ha limitado a solo el acordeón, caja y guacharaca, sino que han agregado otros instrumentos tales como: congas, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y acústica, teclado o piano, bombardino, batería con sus respectivos timbales y, además, coristas haciendo voces de manera armónica. Todo esto lo han hecho Los Hermanos Zuleta sin alterar el sentir vallenato con lo cual esta evolución es positiva. Algo distinto ocurre, afirma el maestro, “con lo que están haciendo algunas agrupaciones que se cobijan con el nombre de vallenato y graban una canción que nada tiene que ver con este género, y por el solo hecho de meterle tres o cuatro compases de acordeón, juran que eso es vallenato, a lo que yo le llamaría degeneración”.
Frente al tema de la evolución de la música vallenata, el maestro Ismael considera que el vallenato nunca ha dejado de evolucionar, piensa que la evolución no es mala siempre y cuando se mantenga la esencia del sentir vallenato. Lo anterior lo ilustra diciendo que si se tuviera que escoger un grupo de lo más selecto y auténtico, sin pensarlo, se escogería a Los Hermanos Zuleta, agrupación que, sin embargo, en sus interpretaciones no se ha limitado a solo el acordeón, caja y guacharaca, sino que han agregado otros instrumentos tales como: congas, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y acústica, teclado o piano, bombardino, batería con sus respectivos timbales y, además, coristas haciendo voces de manera armónica. Todo esto lo han hecho Los Hermanos Zuleta sin alterar el sentir vallenato con lo cual esta evolución es positiva. Algo distinto ocurre, afirma el maestro, “con lo que están haciendo algunas agrupaciones que se cobijan con el nombre de vallenato y graban una canción que nada tiene que ver con este género, y por el solo hecho de meterle tres o cuatro compases de acordeón, juran que eso es vallenato, a lo que yo le llamaría degeneración”.
Sobre este mismo tema el maestro Ismael agrega que ha oído muchos comentarios que repudian a quienes como él no están de acuerdo con ese "degeneramiento" acusándolos de estar en contra de la evolución. Los autores de estos comentarios, dice, no caen en la cuenta, “de que una canción vallenata se puede grabar con la sinfónica más grande del mundo, sin dejar de ser vallenato, y sin degenerarlo, pero que no me vengan con una balada, interpretada como balada, cantada como balada, y que por el asomo de un par de acordes de acordeón, ya los podrás oír hablar de una fusión, porque parece que esa es la frase de moda, fusión vallenata”.
Comprensión de la salvaguarda de la música tradicional vallenata
La música vallenata ha sido declarada como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y existe un plan para salvaguardar sus valores tradicionales. Sobre este tema existen preguntas y discusiones en el mundo de la cultura musical vallenata sobre los valores que deben salvaguardarse. Al respecto, el maestro Ismael Rudas piensa que cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se pronunció sobre la necesidad de salvaguardar el vallenato como patrimonio inmaterial de la humanidad, no estaba señalando un estilo o prototipo de canción en particular. Ellos se están refiriendo, afirma, a un concepto integral que involucra desde el sentimiento hasta los patrones fundamentales que caracterizan la esencia de su contenido ancestral y metódico.
Lo anterior es entendido por el maestro Rudas en términos de que lo más bello e interesante y fundamental del canto vallenato es que todo está hecho y nada está dicho, aseveración que explica en los siguientes términos:
“Está hecho el saber que cuando tomas el acordeón vas directo a soltarle la rienda a la imaginación, y ese lapso en que te desplazas por el inusitado diapasón, no tiene límites ni reglas, aparte de que lo que hagas sea del agrado de los escuchas que se deleitan admirando la calidad de tu creatividad; y nada está dicho porque todo fue producto de un momento desprevenido de cualquier indicio de preparación, y ese poder de magia innata, hoy se está extinguiendo, y si no somos conscientes de salvaguardar esa tradición, nuestra responsabilidad ante la UNESCO va a quedar supeditada a tener que recurrir a la virtud de viejos acordeonistas como Náfer Durán, Miguel López, Sebastián Sarmiento, Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, y dos o tres más por ahí por la misma línea; y cuando ya ellos no estén, tendremos que decirle a los señores de la UNESCO que nos esperen tres o cuatro meses, mientras nuestros acordeonistas regresan de la finca a donde se han ido a practicar para poder hacer lo que hacían esos juglares que fueron pieza fundamental para que nos otorgaran la calidad de patrimonio inmaterial de la humanidad”.
Fuente: Entrevista realizada al maestro Ismael Rudas Mieles en el mes de julio de 2018.
Excelente artículo Sr. Angel Massiris; interesantes opiniones, conceptos y visiones del maestro Rudas sobre este hermoso género que tanto nos apasiona: el vallenato.
ResponderBorrarAtte,
Blite
Excelente artículo Sr. Angel Massiris; interesantes conceptos, visiones y opiniones del maestro Rudas acerca de este género que nos apasiona tanto: el vallenato.
ResponderBorrarExcelente,maestro. Su trabajo nos ayuda a entender mas a nuestro juglar al mostrarnos una idea clara de su pensamiento. Un abrazo
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